Entrada 12/11/2025 6:52pm
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En los últimos años, millones de niños y adolescentes han comenzado a pasar tiempo en Roblox, un entorno digital que puede generar dudas y preocupaciones en los padres. Es normal: como adultos queremos asegurarnos de que la tecnología que utilizan nuestros hijos sea segura, constructiva y beneficiosa.
Pero aquí es donde surge una distinción fundamental que no siempre es evidente: Roblox no es lo mismo que Roblox Studio. Y comprender esta diferencia puede transformar completamente la manera en la que vemos el tiempo que nuestros hijos pasan frente a la pantalla.
Roblox es una plataforma de videojuegos donde los usuarios pueden jugar mundos creados por otras personas. Es decir, los niños ingresan y eligen juegos realizados por la comunidad.
En esta experiencia:
Se juega.
Se explora.
Se socializa en línea.
Es entretenido y puede ser saludable en su justa medida, pero también puede implicar riesgos de uso excesivo, interacción con desconocidos o dificultad para regular el tiempo de juego. Roblox como juego es principalmente consumo.
Roblox Studio, en cambio, es la herramienta de creación detrás de esos mundos. Es un entorno de diseño y programación donde los usuarios crean sus propios juegos desde cero.
En Roblox Studio los niños no solo juegan: crean.
Mientras Roblox es consumo, Roblox Studio es producción y aprendizaje activo.
Muchos padres buscan actividades que preparen a sus hijos para el futuro. Sin embargo, no siempre es evidente dónde se encuentran esas oportunidades.
Roblox Studio es una de ellas. A través del diseño de videojuegos, los niños desarrollan:
Paciencia y tolerancia a la frustración (porque crear un juego lleva tiempo).
Trabajo colaborativo (cuando programan o diseñan con otros).
Pensamiento estructurado (cada acción tiene una causa y un efecto).
Confianza en sus capacidades ("¡Yo hice esto!").
Además, están aprendiendo en un entorno familiar que les resulta emocionante, lo cual hace que el aprendizaje sea natural y sostenido.
La diferencia entre Roblox y Roblox Studio no es pequeña: es la diferencia entre consumir tecnología y aprender a crear con ella. Cuando un niño aprende a crear, desarrolla herramientas que trascienden el juego: pensamiento crítico, autonomía, confianza y capacidad de resolver problemas. Y esas habilidades sí perduran en el tiempo, más allá de la plataforma, el dispositivo o la moda del momento. Acompañar a nuestros hijos en esta transición de usuarios a creadores es una de las mejores formas de prepararlos para el futuro digital que ya está aquí.
— Por Giorgio Vitale, coach de robótica y tecnología educativa.